Puede dejar caer las casas para que estas
se conviertan enormes monstruos de hierro y arena
aturdiendo en el cielo,
anteponiéndose al ocaso y al alba,
aburridos de estar sin aromas, sin silencios.
Mas allá por el camino empedrado
que serpentea y cruje de adoquin,
pasando por los bares, la iglesia
y las ultimas pocas casas grises y golpeadas.En el parque, cerca de las rejas verdes, y los viejos juegos,
crecen tus flores como en un jardín enfermo.
Puedo verte creciendo, puedo verte deshojarte y volver a florecer.
Cambiar tus vestidos por pétalos brillantes,
y cuando canten las primeras canciones en el alborote del pueblo
seguirás dejando al tiempo detenerse y romperse entre tus raíces.
Mientras sigas viviendo,
yo estaré vivo también,
observando el desarrollo interminable
de esta ciudad cada vez mas polvorienta.
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