Descanso en el monte de tu cuerpo
como un peregrino, como alguien que viene y se va
como el ninguno de todos ellos que miran de cerca las cruces.
El afortunado y agraciado momento
que me dejaste reposar en tu cuerpo
fue el fin del camino.
fue el amor en venus,
una eterna marea de besos.
Donde al fin en este,
y en su descansa pradera,
se arropan y anidan
los mas y dulces sueños.
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