viernes, 20 de marzo de 2015

No hay seguridad ni cuerdas
solo hay horas que cuelgan de este cable sobre la tierra.


Si, me preocupa el deseo
y la angustia como piedra entre los dedos,


Si, cuantas poesías quedaron perdidas en la mañana,
en el umbral devastado, en el silencio de los ojos furiosos

miércoles, 18 de marzo de 2015

(El tiempo puede olvidarse de mi)


Puede dejar caer las casas para que estas
se conviertan enormes monstruos de hierro y arena
aturdiendo en el cielo,
anteponiéndose al ocaso y al alba,
aburridos de estar sin aromas, sin silencios.


Mas allá por el camino empedrado
que serpentea y cruje de adoquin,
pasando por los bares, la iglesia
y las ultimas pocas casas grises y golpeadas.En el parque, cerca de las rejas verdes, y los viejos juegos,
crecen tus flores como en un jardín enfermo.


Puedo verte creciendo, puedo verte deshojarte y volver a florecer.
Cambiar tus vestidos por pétalos brillantes,
y cuando canten las primeras canciones en el alborote del pueblo
seguirás dejando al tiempo detenerse y romperse entre tus raíces.


Mientras sigas viviendo,
yo estaré vivo también,
observando el desarrollo interminable
de esta ciudad cada vez mas polvorienta.

martes, 3 de marzo de 2015

Para leer en voz baja



Ponle el nombre que quieras, dilo como lo sientas, y si puedes trata de ser precavido en el ondear de tus palabras y su entonación, muchos pueden verte destruirte en segundos de amontonamiento verbal, de poco pensar y solo de ser un reaccionario impotente, sin sentimientos iluminados, sin la prosa de la calma o quizás también puedan quedar anonadados por tu peculiar manera de desenvolver esa lengua en pasajes como melodías, como el claro del agua del sur, como un fino traje de seda sobre el cuerpo de una mujer, cayendo lentamente, deslizándose por el suelo, y por los ojos y manos enardecidas.

Lo importante nunca va a ser brillar ni estrellarse, lo mas sentido viene despacio. Cuidado con tu rostro y sus miles de misterios, cuidado con lo que el cuerpo quiere desesperad amente decir

( ¡¡Ay carne mía si fueses a gritar por el amor que se fue, por los trabajos perdidos, por no ser un poeta pero si un redactor amurado al papel. Si vos cuerpo mio te desprendieras como se desprende el arco iris salvando la inocencia de un día lluvioso yo estaría mudo por siempre contemplando la belleza de explotar sin decir, de ser eterno en el gesto del universo)

Pero hay lobos en hombres, y también gallinas en ellos. Es un mundo de palabras y de lenguaje, de expresión y de emoción. Quien no la suelta por el aire la deja encerrada en su hogar, en su caja de cartón amordazada.

Dime amigo mio, si en tu interior no hay ecos, y preguntas, y sobre todo un reloj, y su incesante traqueteo que va carcomiendo el impulso. Que enciende y apaga la luz de la conciencia, que entra y sale atontado de un bar prohibido. Cuéntame ahora que me vacié y volví a llenar de esta vida moribunda, llévame a volver a saborear el gusto por contemplar la brisa sin tener que decirlo, por escuchar, por volver a ser y volver a sentir.


Descanso en el monte de tu cuerpo

como un peregrino, como alguien que viene y se va

como el ninguno de todos ellos que miran de cerca las cruces.




El afortunado y agraciado momento

que me dejaste reposar en tu cuerpo

fue el fin del camino.

fue el amor en venus,

una eterna marea de besos.




Donde al fin en este,

y en su descansa pradera,

se arropan y anidan

los mas y dulces sueños.


El sonido del tren resplandece tanto como mis heridas de verano, y cuelgo de los vagones mis telas y mis ropas,y mi música se desprende buscando un aliento y una moneda entre los asientos, entre los boletos cortados y la mugre acumulada del piso, como un pequeño temblor arrinconado en el mundo de vías. Si fuera un espíritu sin consumir, o un espíritu adormecido, ahora estaría revelado, seria claro entre la masa uniforme de cuerpos centelleantes, y podría dejar este andamio de sentimientos des encontrados para al final relucir o estrellarme contra el cielo sin aire del mundo.

Una estación y la otra que le sigue. Cambian los nombres. Cambian las vías, y todo parece una imagen repitiéndose, un vórtice torcido por la psicodelia, el porro, y el amor difuso de las ventanas, por los gritos del guarda totalmente atontado por el ir y venir.

Corre el viejo tren, corre hacia el abismo taciturno, y nos lleva a todos, o a casi todos, al mismo lugar descendiente. Hacia el asfalto, el colectivo, el cigarrillo, hacia el tiempo que se escapa esperando y esperando que las luces empiecen a moverse entre nuestros ojos y nuestro culo apretado al asiento.

Que desesperante es querer mover con la conciencia ese viejo monstruo y que no sea mas que humo y ruido, mas que ventas desesperadas y niños perdidos, niños que saben mas de la noche y los golpes que cualquier pasamano, que cualquier auto en la avenida, que cualquier político, que cualquier hombre mujer derretido en la vieja estación.

Pienso en ello en mis trazos apurados en el papel, y una lagrima recorre la punta de la birome con la que se desata la sangre, la poesía y la historia de un corazón agrietado que contempla como el techo de zinc y chapas del lugar recalienta el suelo, las ropas y todo aquel trabajador, ladrón, policía, vendedor, perro, gato hambriento, puta revuelta y desvelada, misionero, trastornado, mal habido, harapiento, extranjero o campesino.

Tanto y tan poco.

Noches y días igual de violentos, días y noches de dientes apretados contra las puertas corredizas, contra los vagones fulminantes. Quiero des hacerlo, lo juro, quiero tirar piedras al pájaro saboteador de mi conciencia y agredir a mis ojos para que dejen de nublarse en cosas vanas que cuelgan de la estela universal del sin sentido, donde los pensamientos caen por el terraplén y duermen junto a los cimientos de una estación abandonada.