domingo, 15 de septiembre de 2013

Entre fantasmas alucinados
vi la decadencia,
y escuche los sonidos de la belleza.
Apesar del frio y la crujiente humedad en los huesos,
pude verlos en sus mantos de energia
rodeandome, insitandome a endulzar mis oidos,
a que no importe el flagelo que recorria mi cabeza en ese momento.

Es raro
pues los fantasmas melodicos
solo bajan una vez al año con ganas de abrazar
y otras sesenta y cuatro veces
solo vienen a merodear, a encantar de vida la noche.




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